martes, 26 de junio de 2007

Armando Discepolo

(A mis personajes) “los crea mi piedad pero riendo, por que al conocerles la pequeñez de sus destinos me parece absurda la enormidad de sus pretensiones” ( La Nación, 22 de junio de 1934).


Dramaturgo argentino, creador del grotesco criollo, nueva forma teatral que ahonda en los problemas de los inmigrantes, un nuevo genero nacido a partir del sainete, pero que lo supera al profundizarlo y convertirlo en una manifestación del teatro serio sus obras dotaron al teatro nacional de una identidad particular y definida. En 1916 “El movimiento continuo”, implica el comienzo de la transición al grotesco. En 1923 con la obra “Mateo” se designa por la primera obra de Discepolo como grotesco. Como denominador común las piezas de este escritor son de una aguda reflexión sobre el tejido social de la ciudad y del país, él pone en el escenario aquellos segmentos relegados de la sociedad y de la historia oficial, con sus costumbres, vicisitudes, conflictos y alegrías. Siendo la suya una poética del realismo. El teatro discepoliano ha sido calificado como la expresión de la angustia del hombre en conflicto con el mundo, un mundo al que no es capaz a de entender y o frente a una realidad exterior que no lo comprende. Realidad que refiere tanto a la exterior (social) como a la realidad social más íntima, de la familia. Los núcleos familiares representados presentan una gran desintegración y quiebre moral y se manejan en ambientes sórdidos que comunican desesperación, confusión, reproches, pesimismo y desconfianza, todos sentimientos experimentados por los inmigrantes a principios del S XX.

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